Al reflexionar sobre lo ocurrido en otras partes de Europa a principios de este verano, Stine Ramstad Westby no pudo evitar expresar su alivio. El desorden de los vuelos cancelados, las interminables colas en la facturación y los excesivos tiempos de espera en la recogida de equipajes que sufrieron millones de pasajeros en los principales centros de operaciones del Reino Unido, los Países Bajos y Alemania, eran casi desconocidos en Oslo/Gardermoen.
En declaraciones exclusivas a Airliner World en su despacho -con una vista de la plataforma por la que todo aficionado a la aviación se moriría-, Westby, que es vicepresidenta ejecutiva de Avinor para los grandes aeropuertos (esto es, Oslo, Bergen, Trondheim y Stavanger), destacó cómo la propiedad estatal de las puertas de embarque contribuyó a minimizar los problemas posteriores a la pandemia: "La propiedad pública de nuestra empresa, que gestiona los 43 aeropuertos del país, fue fundamental para una recuperación fluida de las operaciones cuando las cifras de tráfico se dispararon literalmente a partir de abril".
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