Al anochecer del 2 de agosto, un Boeing C-40A Clipper operado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) aterrizó en el aeropuerto de Taipei Songshan, en Taiwán. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, bajó para pisar suelo taiwanés. Fue la funcionaria estadounidense de más alto rango en visitar el país insular en 25 años.
"Su visita no sólo refleja el fuerte apoyo del Congreso estadounidense a los lazos bilaterales, sino que también envía un mensaje al mundo de que las democracias se mantienen unidas frente a los desafíos comunes", dijo la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, a Pelosi.
China considera que la isla independiente es una provincia escindida que acabará estando de nuevo bajo el control de Pekín, por lo que su reacción a la visita fue rápida y previsible. "Si EE.UU. insiste en seguir un curso de acción erróneo, entonces debería ser responsable de cualquier consecuencia grave que surja de ello", dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Durante más de una semana después de la visita de Pelosi, el Ejército Popular de Liberación (EPL), la principal fuerza militar de la República Popular China, hizo volar aviones de guerra en la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de…