
Fue un día de emociones muy cambiantes. Antes del vuelo inaugural del prototipo 747, el domingo 9 de febrero de 1969 por la mañana, la mayoría de los empleados de Boeing en Everett Field estaban más que tensos. Todos sabían que el futuro de la empresa estaba en juego. Joe Sutter ciertamente lo sabía. El director financiero de la empresa le había contado que su equipo de ingenieros estaba gastando 5 millones de dólares cada día en el primer avión de fuselaje ancho del mundo. Sutter, ingeniero jefe del 747, confiaba en que el avión volaría bien, pero admite sentirse aprensivo: ¿tenemos un buen avión o no?
Era dos veces y