
En mayo de 1970 era jefe de radar navegante en el escuadrón nº 617 en Scampton, terminando mi segunda misión volando el Vulcan B2 armado con el misil nuclear Blue Steel. Como es habitual al final de un destino, esperaba las noticias de mi siguiente misión con cierta inquietud. Como se solía decir en aquella época, "los carteles te piden tres opciones para tu próximo destino en el informe anual y luego te dan la opción 19". La mía salió bien. Iba a ser instructor en la Escuela de Bombardeo del Mando de Ataque, o STCBS, en Lindholme, cerca de Doncaster. Como nav-rad experimentado esperaba ir a un avión de combate de primera línea. Había visto la cancelación del TSR2 y del F-111K por parte de gobiernos desagradecidos, pero el Buccaneer o el Phantom, como paso previo al MRCA, que se convertiría en el Tornado, eran lo que había estado pidiendo. ¡STCBS! Esto era un paso atrás. No estaba muy contento.
Yo había asistido sei