
Sir George White, corredor de bolsa, filántropo y pionero de los tranvías eléctricos nacido en Bristol, era un hombre enérgico, visionario y ambicioso. Cada vez más interesado en las oportunidades comerciales que ofrecía la aviación, en febrero de 1910 anunció públicamente su intención de "desarrollar una industria británica [en aviación] y convertir Bristol en su sede". Aunque la historia demuestra que finalmente lo consiguió, su primera incursión en este campo fue un fracaso bastante público, con un avión francés fabricado bajo licencia que tuvo dificultades para despegar.
En 1910, la aeronáutica británica empezó a recibir dinero a raudales. De las 34 empresas británicas de aviación registradas en la primavera de ese año, había un capital combinado de más de 320.600 libras. Cuatro de estas empresas pertenecían a Sir George y su familia, siendo la más famosa la Bristol Aeroplane Company, pero la primera que capitalizó por completo -con 25.000 libras- fue su precursora, la British and Colonial Aeroplane Company.
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