
¿Cuál es la esencia del Meeting Aérien anual de La Ferté-Alais? Si hubiera que sintetizarla, el resultado sería probablemente una mezcla de aceite de ricino, como el que emiten los motores rotativos de las réplicas del Blériot XI-2 "Pégoud" y del Morane-Saulnier H, y salchichas de merguez cocinadas al carbón en las tiendas de refrescos gestionadas localmente, servidas con pan y patatas fritas. Una mezcla curiosa, sin duda, pero que no dejará indiferentes a los aficionados a este gran espectáculo aéreo francés y a quienes aprecian su carácter singular, perfeccionado a lo largo de las décadas.
Esta temporada, La Ferté-Alais celebra su 50ª edición con retraso. Como leerá, podría ser crucial. Pero, sobre todo, ofrece la oportunidad de celebrar una historia excepcional y contemplar a aquellos que la hicieron posible, porque el Aeródromo de Cerny -para dar al aeródromo de hierba situado en la cima de la colina del Plateau de l'Ardenay su propio título- es ese tipo de lugar. Es inevitable pensar en la familia Salis, sin la cual nada de esto habría sucedido. Y a muchos otros, por la profundidad del Meeting de La Ferté y las oportunidades que les ha brindado de brillar en el cielo.
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