Son las 8:00 horas (hora local) en la base aérea de Malbork (Polonia) el 23 de septiembre. En el hangar que alberga a la Aeronautica Militare (AM; Fuerza Aérea Italiana) el contingente está a pleno rendimiento y los pilotos, alerta, vigilan las comunicaciones por radio.
La sección de inteligencia -en constante contacto con el Centro de Operaciones Aéreas del Mando (CAOC) en Uedem, Alemania, la red de mando y control que combina radares y otras instalaciones repartidas por las fuerzas de defensa aérea de la OTAN- informa de un posible "bogey" (avión no identificado). Está cerca del espacio aéreo de la OTAN y escala la preparación a 10 minutos en previsión de una llamada de scramble.
Pronto suena la sirena para el scramble. En cuestión de segundos, los pilotos corren hacia los aviones que están listos en la plataforma frente al hangar. La adrenalina está al máximo nivel; no hay tiempo que perder. Los pilotos se ponen el traje G, la chaqueta de vuelo y el casco, y en menos de dos minutos están en sus cabinas.
Las fases de puesta en marcha y prevuelo se suceden rápidamente. El personal de tierra comprueba que todo está bien y retira los pasadores de seguridad de los misiles aire-aire mientras los pilotos se ponen en contacto co…
