La mañana del jueves 22 de agosto de 1985 iba a ser muy ajetreada en el aeropuerto de Manchester. La temporada alta de verano estaba llegando a su fin, con docenas de vuelos que partían hacia destinos populares en toda Europa y más allá. Nadie podía predecir que a las 07.00 horas, docenas de personas habrían muerto en una de las peores catástrofes aéreas de la historia del país.
Fuego en la pista: Cómo el vuelo 28M de British Airtours cambió la aviación para siempre
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