Sujeto a vacilaciones, repeticiones y desviaciones desde el principio, hasta el alma más generosa se resistiría a afirmar que el Comité Brabazon -expertos encargados de recomendar el mejor camino para el desarrollo de la aviación comercial británica después de la Segunda Guerra Mundial- había sido un éxito. En el 75º aniversario de su informe final, examinamos los motivos
Puede parecer sorprendente que los diputados y los lores estuvieran dispuestos a dedicar tiempo a cuestionar al gobierno sobre la necesidad de abordar la insuficiencia del Reino Unido en materia de transporte y aviación civil en un momento en que Gran Bretaña y sus aliados estaban profundamente implicados en la guerra, pero eso fue exactamente lo que ocurrió durante 1942. Por ello, el gobierno creó el Comité de Aviones de Transporte, denominado Comité Brabazon, en los últimos días del año, tras una campaña sostenida en el Parlamento y la prensa. La debilidad de Gran Bretaña con respecto a estos tipos de aviones había quedado al descubierto -no por primera vez- y era necesario actuar con toda seguridad, incluso cuando el resultado de la guerra estaba lejos de ser seguro y el diseño y la producción militares tenían prioridad absoluta.