"Es muy divertido lanzar una cometa a 20.000 o 25.000 pies, por encima de las nubes. Le hace a uno sentirse como si fuera el dueño absoluto de su destino, demostrando que el destino es un poco bondadoso. Pero supongo que la vieja que agita la varita tiene muchas ideas propias".
Así escribía el cabo Camille Robespierre Bon Seigneur en una carta a sus padres en agosto de 1940. Al cabo de tres semanas, el canadiense estaba muerto, derribado en una feroz batalla aérea sobre la campiña de Essex. La varita mágica había ondeado y se había vuelto contra él.
Nacido el 27 de mayo de 1918 en Gull Lake, Saskatchewan, Camille era todavía un bebé cuando su padre murió en la pandemia de gripe española al final de la Primera Guerra Mundial. Su madre, Irene, se trasladó a Regina y se volvió a casar, y Camille fue criado por ella y su padrastro, Matt Craigen. Se educó en la Academia Covent of St Joseph's antes de asistir a la universidad, donde le fue bien en el deporte. Fiel a su herencia franco-canadiense, también hablaba bien el francés. Tras graduarse, empezó a trabajar en el concesionario de coches de su padrastro. En su tiempo libre, Camille se apuntó al club de boxeo y lucha olímpica, donde demostró ser un duro competidor. A pesar de su…