Las armas aire-superficie necesitan un mayor alcance y convertirse en "inteligentes" para superar los retos de los sistemas de defensa aérea cada vez más sofisticados.

El uso de misiles aire-tierra es cada vez más difícil, ya que la tendencia a la proliferación de los modernos sistemas integrados de defensa aérea y las defensas en capas, el uso del espectro electrónico y la interferencia para la protección, además del congestionado entorno terrestre, hacen más difícil encontrar, rastrear, identificar y destruir objetivos terrestres desde el aire.
Las defensas de misiles tierra-aire (SAM) de mayor alcance significan, en particular, que las aeronaves atacantes armadas con misiles aire-tierra pueden ser alejadas de sus objetivos y mantenidas a distancia.