Entre los muchos conceptos que han cambiado los cielos del campo de batalla, las municiones de merodeo han desempeñado un papel importante. Peter Felstead traza su historia y evalúa los últimos avances en la guerra aérea
En la década de 1980, se desarrollaron varios "drones suicidas" y misiles para su uso en la función de supresión de las defensas aéreas enemigas (SEAD). Esta primera encarnación de las actuales municiones de merodeo (LM) tenía como objetivo inicial ofrecer una presencia persistente sobre el campo de batalla para apuntar a las defensas aéreas enemigas que no estuvieran emitiendo constantemente desde sus radares. Ahora, con la evolución de la tecnología, las LM ofrecen aún más versatilidad.
Muchos de los LM más recientes desdibujan la línea entre una munición y lo que se consideraría un sistema aéreo táctico no tripulado (UAS), dado que proporcionan una capacidad de vigilancia táctica eficaz con sus buscadores electro-ópticos e infrarrojos a bordo, al tiempo que cierran el ciclo de "sensor a tirador" al ofrecer la capacidad de atacar un objetivo, a veces hasta el nivel de un soldado individual. Los LM también pueden apuntar a un área, en lugar de necesitar un objetivo específico antes del lanzamiento, y aunque algunos son balas prescindibles, los que tienen una mayor resistencia pueden ofrecer una capacidad ofensiva con un coste reducido, ya que pueden recuperarse y reutilizarse si no se encuentra un objetivo. Los LM de propulsión eléctrica, por su parte, funcionan de forma casi silenciosa, por lo que pueden ser especialmente útiles para las operaciones de las fuerzas especiales.
