A pesar de servir a una ciudad que es sinónimo de belleza y glamour, el aeropuerto de Los Ángeles ha sido considerado durante mucho tiempo la hermana fea del mundo aeroportuario. Tom Batchelor viaja a California para conocer cómo se está transformando el centro del Pacífico hasta hacerlo irreconocible


El Aeropuerto Internacional de Los Ángeles -más conocido por su emblemática sigla IATA LAX- no es un aeropuerto cualquiera. Antes de la pandemia, era el segundo más transitado de Estados Unidos y el tercero a nivel mundial según muchos parámetros. Tampoco es una puerta de entrada que se duerma en los laureles: el extenso recinto se encuentra en medio de una actualización de miles de millones de dólares: un hecho que no sorprenderá a nadie que haya visitado el centro en los últimos meses. Las grandes obras de construcción han provocado el cierre de terminales y carreteras, ya que las instalaciones están experimentando una transformación radical de cara a los Juegos Olímpicos de 2028.