Hubo un tiempo en el que la vida de los tripulantes de cabina de las aerolíneas se veía con profunda envidia, con una imagen pública (bastante errónea) de auxiliares de vuelo recorriendo el mundo pasándoselo increíblemente bien. Poco se hablaba del trabajo en sí.

Hoy en día, viajar en avión es mucho más común y la mayoría de los que viajan se dan cuenta rápidamente de que el papel principal de la tripulación de cabina es garantizar la seguridad de los pasajeros. Todo lo demás es secundario.
Con la máxima de "la seguridad es lo primero" en mente, los candidatos deben ser conscientes de la amplia gama de elementos técnicos de su formación. Esto abarca desde el manejo de las puertas del avión, tanto para la entrada y salida habituales como en situaciones de emergencia, hasta el control de la iluminación y la calefacción de la cabina, el manejo de la cocina y la preparación de comidas, la asistencia técnica para resolver problemas de entretenimiento o de asientos a bordo, la administración de primeros auxilios y la gestión de las evacuaciones del avión. Las exigencias mentales y físicas son considerables, y la aptitud para hacer frente a una gama tan diversa de tareas y funciones es un factor clave para completar con éxito la formación requerida.