A veces se nos acusa de centrarnos demasiado en las restauraciones de Spitfire. De hecho, recuerdo que un lector escribió para expresar su deseo de que pudiéramos pasar un número entero sin mencionar la palabra "S". La respuesta es que, al hacerlo, simplemente reflejamos la enorme cantidad de actividad que todavía rodea a la obra maestra de Supermarine. Quedan innumerables historias por contar sobre él y, más concretamente, ningún otro tipo de ave de guerra es objeto de tantos esfuerzos de reconstrucción y restauración. Desde hace décadas, un hombre se ha dedicado -antes de jubilarse, por pura afición- a hacer la crónica de los supervivientes. Además, sus conocimientos le han llevado a participar en muchos de estos proyectos, hasta el punto de ayudar a buscar otros nuevos. Ha viajado a 134 países. Y tiene un raro ejemplar de marca tardía en su garaje.
Se trata, por supuesto, de Peter Arnold, el "Sr. Spitfire", un nombre familiar para muchos de ustedes como colaborador de esta revista. Esta es la 100ª de estas entrevistas "Aeroplane meets...", así que ¿quién más adecuado para elegirlo como tema del hito? Su fondo de historias de participación en algún momento con la gran mayoría de los propietarios y operadores de Spitfire en todo el mundo es ilimitado, y su papel en la escena de la preservación como la persona a la que acudir para obtener detalles históricos es único. Mientras se redactaba este artículo, Peter revisó sus archivos que se remontan al comienzo de su interés por el tema, hace 67 años. En ellos se registran unos 365 fuselajes de Spitfire y Seafire existentes -completos, incompletos o restos de naufragios-, de los cuales sus inspecciones y análisis han permitido identificar o confirmar las series militares de unos 75 ejemplares.
Nos reunimos